Es el lugar donde puedo pensar, el lugar donde dejo volar mi imaginación, el lugar en el que no tengo que fingir algo que no soy, en el que no importa nada más que lo que y sienta, un sitio para el recogimiento, un sitio en el que estoy cómodo.
Este es mi refugio de siempre, el sitio de mi recreo, cuando no sé que hacer siempre acabo viniendo aquí, cuando necesito distraerme vengo y no me voy hasta que lo tengo, al menos, un poco más claro.
Me recuerdo viniendo de pequeño y no he parado de hacerlo nunca. De aquellas montaba en el columpio y me elevaba cada vez más sin pensar en otras cosas.
Mucha gente ha olvidado este lugar pero yo nunca podré porque muchas decisiones importantes allí me pasaron y ciertas cosas importantes de mi vida sucedieron allí.
¿Por qué me gusta?
Por el silencio que atesora, por el viento que acaricia mi cara y choca con mi cabello, por el sol que acaricia mi cuerpo, por la sombra de los árboles que me refugian, por todo y quizás porque allí no necesito nada.
Allí los deseos se cumplen, en el lugar de mi recreo.
Tinta en los dedos 