Leopardo lento

Demasiados pensamientos en mi cabeza, muchos no deberían estar ahí. Hoy es uno de esos días en los que pienso que quizás el mundo no ganó nada con mi existencia. Soy una persona más en medio de esta inmensidad de humanos del planeta, no me siento capaz de hacer la diferencia, de brillar por encima del resto.

Me miro al espejo y veo unos ojos tristes. Me dicen muchas veces que mis ojos son bonitos pero yo los encuentro tristes, al menos hoy.

Parece que todo el mundo tiene algo que decir, que todos tienen derecho a juzgarme pero, lo cierto, es que no me conocen, ¿por qué se atreven a hacerlo? Me siento chica, tan pequeñita que nadie es capaz de verme.

Hoy soy como un leopardo lento, nunca tendré ninguna victoria que haga posible mi supervivencia. Si lo mejor que tengo no es suficiente, ¿qué puedo hacer?

Por la calle los veo mirarme, sé lo que piensan, soy esa chica misteriosa a la que nadie entiende, ni siquiera se entiende ella misma.

Una cancioncilla triste se ha metido en mi cabeza y la tarareo sin darme cuenta. Se pone a llover pero es lo mismo, no me importa ni mojarme.

De repente sale el sol, un sol inesperado y yo miro al cielo sorprendida y recuerdo lo que un día alguien me dijo: todo cambia en un momento y, por primera vez en este día, sonrío, porque sé que es cierto.

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